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Este es un procedimiento que puede acarrear más de un obstáculo por parte de los inversores puesto que la quiebra de una compañía cotizada es una de las cosas más graves que pueden pasar en la bolsa de valores. Bueno, inclusive si las acciones no cotizan en los mercados financieros, los inversores seguirán recibiendo una tarifa anual de su banco por la comisión de custodia. Sea cual sea el caso, esta etapa del procedimiento implica la suspensión de la negociación, que puede ser temporal o definitiva, en cuyo caso se perderá el dinero de la totalidad de la inversión.

Una de las ventajas de los productos de renta fija, no todas, es que las inversiones están cubiertas por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) en caso de quiebra o desaparición de la entidad depositaria. Con un límite máximo de hasta 100.000 euros por titular. Esta medida de protección, en cambio, no está presente en la compraventa de acciones en bolsa. Pero por el contrario, los inversores perderán todo el dinero que hayan invertido en las sociedades cotizadas afectadas por este acontecimiento empresarial excepcional. Aún cuando además suele generar una serie de problemas en su administración a pesar de que ya no cotiza en las bolsas de valores y será un quebradero de cabeza para los minoristas.

Aún cuando excepcional, algunas acciones españolas han atravesado esta crisis bursátil y han llevado a pequeños y medianos inversores a perder sus ahorros en pocas horas. Martinsa y Reyal Urbis han protagonizado algunas de las quiebras más importantes de los últimos años. Mientras que Renta Corporación fue suspendida de cotización exigiendo una suspensión de pagos. Como otras compañías cotizadas en el mercado continuo español, como La Seda de Barcelona o Sniace. Como resultado de estas situaciones, cientos de pequeños accionistas han quedado atrapados en sus posiciones. En algunos casos, para no volver nunca a las bolsas de valores, y en otros para cotizar años posteriormente, aún cuando con precios por debajo de los niveles previos a su cotización en bolsa.

Quiebra: suspensión de cotización

Es un procedimiento, en el que si no vuelven a cotizar en los mercados, no tiene vuelta atrás. Dicho de otra forma, el accionista pierde todo su dinero invertido básicamente debido a que ya no hay un activo financiero que cotiza. Las acciones quedan excluidas y por tanto pierden todo su valor. En un contexto en el que la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) toma la decisión de suspender un valor «Por la ocurrencia de circunstancias que pudieran perturbar el normal desarrollo de las operaciones». No obstante, cuando se produce esta acción por parte del ente regulador, el precio de las acciones ha caído significativamente hasta lograr niveles mínimos en la cotización. Donde, algunos inversionistas cierran sus posiciones con fuertes pérdidas por miedo a males mayores.

En este escenario, pueden ocurrir dos situaciones. Por una parte, que unos días posteriormente las acciones vuelven a cotizar en los mercados financieros, aún cuando con fuertes descuentos en sus precios. O inclusive que estén inmersos en procesos concursales que conlleven varios meses o años de suspensión. Y por otra parte, en el peor de los casos, nunca volverán a cambiar su precio en los mercados. En cualquiera de estas situaciones, los accionistas se encuentran indefensos y solo pueden esperar a que la situación se resuelva con la única esperanza de recuperar una parte de su inversión.

Gastos que se seguirán gastando


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Desde luego, son pocos los mecanismos de autodefensa de los que tienen, puesto que la única oportunidad de conseguir algo de liquidez de sus acciones en sociedades cotizadas radica en llegar a acuerdos individuales. Esta acción pasa necesariamente por una intercambio de valores en mercados secundarios. No obstante, es una operación seguramente compleja dada la falta de interés por parte de los potenciales compradores. Y si se formaliza, siempre estará a un precio muy inferior al fijado por los mercados en su última cotización.

Otro de los graves problemas que implica este escenario es que aún cuando las acciones no coticen, el banco depositario seguirá cobrando la comisión de custodia. No es que sea muy alto, entre 5 y 15 euros al año aproximadamente, pero será un cargo bancario que habrá que afrontar todos los años y hasta que se resuelva la situación.

Escenario que se ha desarrollado

Sea cual sea el caso, no hace falta caer en la desesperación puesto que hay casos de recuperación, aún cuando tengan que pasar muchos años. Uno de los ejemplos más claros es el que representa Sniace, que posteriormente de casi tres años de inactividad bursátil volvió a la bolsa. Con una revalorización del 155%, para lograr niveles de 0,5 euros por acción. Los accionistas de Martinsa-Fadesa no tuvieron tanta suerte que tras la suspensión de pagos, las acciones fueron excluidas y por tanto perdieron todo su valor.

Muy por estos motivos, una de las claves para que esta situación pueda minimizarse se trata de una correcta diversificación de las inversiones. No es recomendable arriesgar dinero e invertirlo en la misma canasta debido a que corre el grave riesgo de quedarse sin ahorros de la noche a la mañana e innecesariamente. Algo que podrían evitar desarrollando una correcta y equilibrada cartera de inversiones. De esta dinámica, solo perderá una mínima parte de sus bienes personales o familiares.

Señales que dan más advertencia


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Sea cual sea el caso, hay algunas señales que se pueden producir y que indican que estás ante esta situación tan negativa para tus intereses personales. Desde luego no son sencillas de detectar y necesitará algo de experiencia en operaciones impulsadas desde los mercados de valores. Para que de esta dinámica cierres las posiciones para que las coyas no vayan a más. La estrategia para este caso se basaría en realizar ventas con total urgencia, inclusive con pérdidas más o menos elevadas. Debes pensar que al final del día puedes perder todo. Siempre es mejor perder una parte de su dinero que toda la operación. Esto es algo que debes hacerse cargo a partir de ahora.

Otro de los aspectos más relevantes de este complicado procedimiento es el que tiene que ver con la elección de la compañía cotizada. Debido a que en efecto, son los de pequeña tapa Los más propensos a desarrollar esta deficiencia monetaria por una razón extremadamente sencillo de comprender es que son los que disponen un mayor nivel de endeudamiento. Y por tanto, pueden generar esta situación en cualquier momento. Desde luego, este escenario es menos común en las compañías que integran el índice de referencia de la Bolsa española, el Ibex 35. Por razones muy fáciles de comprender para los pequeños y medianos inversores.

Estrategias a usar

Si por alguna circunstancia te encuentras inmerso en alguno de estos procesos no tendrás muchos mecanismos de autodefensa para salir de ellos. Pero en todos los casos te será de gran ventaja adoptar una serie de prioridades para defender tus intereses de la forma más correcta factible. Con un objetivo muy claro y que no es otro que preservar al menos una buena o pequeña parte de tu capital monetario. Para que de esta dinámica, no te dejes todo el ahorro por cierto que es el peor de los escenarios que se te pueden presentar a partir de ahora.

La primera acción que puede tomar ante la quiebra de una compañía cotizada es anticiparse a este movimiento empresarial. ¿Cómo? Ante cualquier señal que indique que este escenario puede suceder, su reacción inmediata es comercializar las acciones a precio de mercado. No a través de ventas parciales sino por el monto total de la operación. Sin esperar a que pases muchos días debido a que puede que ya sea demasiado tarde para ahorrar parte de tus ahorros.

Espera a que coticen


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Una segunda estrategia se basa en tener que esperar a que las acciones vuelvan a cotizar en los mercados financieros. Como ha ocurrido con la química de Sniace hace algunos años. No obstante, este movimiento de forma clara pasivo implica muchos riesgos para sus intereses como inversor. Sobre todo debido a que puede que nunca vuelva a citar Y en el mejor de los casos, pueden pasar muchos años antes de que vuelvan a tener acceso en los mercados de valores. Esta es solo una estrategia que puede usar si su inversión no es alta. En estos casos, puede que le convenga arriesgar un poco en sus posiciones.

En otro nivel es que intentas intercambiar los títulos en los mercados secundarios. Pero este movimiento siempre es algo complejo y se produce a precios que están por debajo del valor de las acciones. Pero al menos no te quedarás sin los ahorros invertidos desde el principio. Por otra parte, es factible que no se encuentre con ningún comprador en este tipo de mercados financieros tan especiales. Debido a que existe un gran desajuste entre la oferta, la oferta y la demanda de sus acciones. Pero sea cual sea el caso está muy claro que deberás de tomar una decisión en este tipo de escenarios.

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