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Una gran mayoría de los estadounidenses hoy en día no puede hacer frente a la alquilar una casa. Los precios son cada vez más altos y buena parte de este problema tiene que ver fundamentalmente con el juego de la oferta y la demanda. Millones de ciudadanos perdieron sus hogares a lo largo del crisis hipotecaria, por lo que se vieron obligados a incursionar de lleno en el mercado del alquiler. En 2004, el 31% de los norteamericanos vivían en alquiler. Hoy la cifra es del 35%.

Por lo visto, cuanta más gente ha entrado en el mercado del alquiler, más han subido los precios, dado que el número de viviendas no ha crecido para cubrir esa enorme demanda. Junto a la crisis hipotecaria, el colapso financiero y la recesión trajeron consigo un incremento del desempleo y, por tanto, una caída de los ingresos. Buena parte de esos millones de estadounidenses los vieron y desearon poder hacer frente a un alquiler.

Como si todo esto no fuera suficiente, los republicanos han recortado todavía más el gasto para los programas federales, incluidos ayuda para ingresar a una casa. Casi todos los programas de ayuda del gobierno han sufrido recortes de fondos en los últimos años, fundamentalmente los destinados a personas con menos recursos. En 2013, unas 125.000 familias perdieron alguna ayuda para el alquiler, cuando en años anteriores no había sido el caso.

No es necesario ser muy conocedor del asunto para comprender que cuando se combina la escasez de vivienda de alquiler con los bajos ingresos y la falta de ayudas gubernamentales, nos quedamos con una situación que ha sido catalogada en Estados Unidos como la mayor crisis de alquiler de viviendas de la historia del campo. La proporción de hogares que gastan más de un tercio de sus ingresos en alquiler ha crecido un 12% desde 2000.

Hoy en día, la mitad de los estadounidenses que viven en alquiler pagan más del 30% de sus ingresos mensuales en la casa, mientras que hay un 28% que paga más de la mitad de su salario al mes. Los precios oscilan entre $ 1.956 en San Francisco y $ 700 en Lincoln, una de las ciudades más baratas de Estados Unidos. En Washington, a modo de ejemplo, pagan un promedio de $ 1.469 en alquiler, 1.454 en Boston, 1.440 en Nueva Nork o 1.398 en Los Ángeles.

La Gobierno de Obama Está centrando buena parte de sus esfuerzos en paliar este grave problema. Hasta ahora, todas las iniciativas no han sido suficientes para detener esta crisis. Hasta el día de hoy, millones de estadounidenses todavía no pueden ni siquiera permitirse alquilar una casa.

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