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Al momento de invertir en bolsa, hay diferentes valores de calidad, algunos de los cuales resultan engorrosos para los inversores. Los Chicharros son aquellos con bajo nivel de capitalización, baja liquidez y especulación implícita.

Podrían considerarse como un subsector dentro del mercado de valores, con peculiaridades bien definidas que los hacen difícilmente identificables por los ahorradores.

Para algunos una posibilidad, aún cuando un riesgo desmesurado y falta de cordura para otros.

Encanto para los especuladores y en general un fenómeno con oportunidades de debate en situaciones concretas, aún cuando la mayoría de los expertos disponen opiniones similares.

Puede resultar complejo realizar operaciones con guisantes, debido a que el riesgo implícito es alto. Aun así, hay inversores a los que les gusta moverse a este nivel, siendo atractivos para ellos.

Poder tener subidas espectaculares y pasar de mano en mano debido a la inestabilidad de precios que pueden experimentar en poco tiempo; Si terminan en nuestra posesión y no se venden en el momento adecuado, o si su valor cae demasiado bajo, el daño podría ser considerable.

Hay opiniones y fundamentos en contra, pero igualmente a favor por parte de los críticos sobre estos valores, causando debate.

Revisaremos en este post características y algunos ítems interesantes de este evento en Bolsa.

Chicharros en la Bolsa de Valores – Definición

Son valores con oportunidad de identificarse fácilmente. Pequeñas compañías que cotizan en bolsa, que disponen una liquidez tan baja que son el objetivo de intermediarios financieros y especuladores que tendrán una influencia significativa en su cotización.

Exactamente es por ello que su evolución es tan violenta en estos mercados. Su volatilidad de precios está marcada por encima de lo ordinario., pudiendo revalorizarse un 15%, pero a pesar de esto caer de manera devastadora inclusive por encima de este porcentaje.

Es un valor cuyo nivel de capitalización es marcadamente bajo e incluye un riesgo excesivo. Sufren altísimas fluctuaciones en su precio y por tanto serán objeto de especulaciones, fáciles de manipular.

Son compañías pequeñas o medianas que, por tener poca negociación, tienden a sufrir variaciones bursátiles importantes, algunas de las cuales disponen un intenso recorrido en bolsa por ser pequeñas y asociadas con nuevos sectores con importante potencial de crecimiento. Además para saltarse escenarios de suspensión de pagos o mejorar su cuenta de resultados. El aumento positivo de las expectativas de los analistas además influye en este hecho.

Es un tipo de operación que podríamos calificar como no recomendada para inversores conservadores, sino para aquellos con perfiles agresivos.

Se les conoce despectivamente como chicharros, por analogía con el pescado barato y de baja calidad que lleva este nombre. Compañías que frecuentemente merecen este nombre, al verse envueltas en continuos problemas económicos que hacen inestable sus cuentas, reflejado en el precio de sus acciones.

Una gran compañía con un negocio de baja calidad no se considerará un guisante, y una pequeña compañía con un negocio rentable tampoco lo será.

Este tipo de valores pueden tener subidas majestuosas y multiplicar intensamente su precio en poco tiempo. Además podrían estar cayendo durante largos períodos, como décadas.

Es factible estar en un guisante durante unos meses y llegar a multiplicar el dinero 10 veces, pero podría quedar en él durante 30 años y perder dinero sustancialmente.

Es exactamente la oportunidad u posibilidad de tener éxito en alcanzar rendimientos extraordinarios en cortos tiempos, lo que atrae a muchos.

La acción más racional es ciertamente evitar la tentación. Muchos afirman que podría estar obteniendo un incremento, pero es muy probable que se pierda más dinero en intentos fallidos posteriores.

Se sugiere que inclusive en los casos en los que los precios podrían subir bruscamente, es difícil ganar, dado que podían caer tan rápido o más de lo que subieron; haciendo que los inversores que han comprado a la baja los vean subir sin comercializar, con la esperanza de que continúen haciéndolo, atacando repentinamente el hecho de que han vuelto al precio que compraron, y no pocas veces por debajo.

Muchos consideran que lo más inteligente es mantenerse alejado de los guisantes y evitarlos.

Chicharrillos


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Considerados un apartado de los guisantes, disponen un riesgo implícito todavía más acentuado. Podrían considerarse muy poco «líquidos», inclusive dejando de cotizar, siendo muy peligrosos para los inversores.

Son más volátiles que los propios guisantes. En pocos meses son capaces de multiplicar su capitalización bursátil por 10 o 15. Por todo ello, son usualmente gestionadas por inversores fuertemente agresivos o que están continuamente pendientes de la evolución del mercado.

Una compañía mal gestionada no siempre es un Chicharro

Hay compañías de pequeña capitalización y no se las contempla exactamente un guisante. Se puede considerar que son un negocio rentable hasta el punto de que quienes inviertan en ellos podrían estar haciendo una inversión conveniente, sobre todo si fueran a crecer o ser eclipsados ​​por una compañía superior en el futuro.

Aún cuando los chicharros son compañías de pequeña capitalización, siguen siendo compañías mal gestionadas con importantes problemas económicos.

Debido al hecho de que una compañía está siendo mal administrada, esto no la convertirá en un guisante. Si tiene una capitalización de mercado suficientemente alta, no se considerará como tal valor.

Hace falta que coincidan ambas características o circunstancias. Dicho de otra forma, presentarse una capitalización baja y tener importantes problemas económicos.

Identificando características

Por último y síntesis, detallamos algunas características que ayudarán a identificar este tipo de valor.

  • Serán pequeñas compañías, regularmente con pocos desplazamientos.
  • Las variaciones en sus precios son abrumadoras.
  • Disponen baja capitalización y su liquidez es menor que los demás valores que cotizan en el Mercado Continuo.
  • Las compañías en recesión podrían considerarse dentro de esta clasificación.
  • Su volatilidad es exagerada, con un rango de precios alto debido a su bajo volumen de negociación.
  • Su precio puede moverse con oscilaciones del 10 al 15%.
  • Valores con poca rotación y estrechos.
  • Pertenecen a compañías con una situación financiera delicada.

¿Bueno para invertir o para especular?

Podría ser rentable especular con guisantes, aún cuando no se recomienda. En los casos de aquellas casas de inversión que puedan mover estos valores con ínfimas cantidades de dinero, sería todavía menos recomendable.

Estos son valores con oportunidad de ser fácilmente manipulados. Y esta pregunta podría señalarse como otra de sus características identificativas. Con pocos pedidos y dinero, es factible mover artificialmente la cotización.

Se sugiere que estos valores no son verdaderamente aptos para invertir, más bien ideales para especular y esto si el inversor tiene suficiente experiencia para reconocer sus límites de pérdidas y ganancias.

Inversores inexpertos atrapados

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Un inversor experimentado que se dedique a especular con guisantes siempre tendrá en cuenta que “hoy” una operación específica podría resultar super rentable; pero ese «mañana» todo podría perderse.

Muchos inversores con experiencia limitada se encontrarán atrapados en pérdidas, dado que se ven atraídos por promesas de ganancias rápidas.. Por lo general, se enfocan en los beneficios potenciales y no reflejan adecuadamente las pérdidas en las que pueden incurrir.

Imaginemos una compañía que en un momento determinado cotiza a 0,04 euros. Si el precio vuelve a los 0,08 euros, estaremos doblando la apuesta, pudiendo pensar que son solo 4 céntimos sin mucha importancia. Puesto que es difícil poner un stop loss con precios tan bajos, los inversores sin suficiente experiencia o conocimiento dejan de colocar un stop de este tipo.

Al permanecer atrapado en pérdidas, dejará de ser una operación especulativa en sí misma y se convertirá en una inversión a largo plazo.

El error empieza a multiplicarse exponencialmente, dado que estos valores podrían ir cayendo durante años al acceder en una dinámica de pérdidas como esa, ni siquiera podrían recuperar su precio original.

Para muchos, especular con guisantes es como jugar a la lotería, inclusive más que un acto de especulación en sí.

Los chicharros son valores en los que se deleitan esos inversores muy agresivos, no así los conservadores que muy pocas veces se inclinarán por este tipo de inversiones debido a la inseguridad existente, conscientes de que pueden tener pérdidas importantes en unas pocas sesiones de negociación.

Los inversores con mucha experiencia son los que podrían sacar partido de este tipo de valores, aún cuando hace falta dejar claro que consiste en una actividad de riesgo.

Hace falta comprar y comercializar de forma apresurada en el momento en que hay una tendencia alcista, caso contrario deberás de mantener un valor que no valdrá lo que pagaste por él.

Si los guisantes se gestionan de forma incorrecta, pueden convertirse en una auténtica ruina, aún cuando como en todos los riesgos, la probabilidad de éxito siempre estará presente.

Si una compañía sube vertiginosamente y posteriormente cae al mismo ritmo, inclusive dejando de cotizar, cómo podría suceder; en ese caso, es factible quedar atrapado en el valor hasta que la compañía proceda con las medidas y decisiones adecuadas para recapitalizar o comercializar a un tercero.

Aún cuando los guisantes podrían revalorizarse fuertemente, aún cuando hay mayores oportunidades de conseguir beneficios que con las «Fichas Azules», no hay duda de que será un juego arriesgado.

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